El apostolado en el mundo

Catecismo de la Iglesia Católica, 830-831

La palabra “católica” significa “universal” en el sentido de “según la totalidad” o “según la integridad”. La Iglesia es católica en un doble sentido:

  • Es católica porque Cristo está presente en ella. “Allí donde está Cristo Jesús, está la Iglesia Católica” (San Ignacio de Antioquía). […]
  • Es católica porque ha sido enviada por Cristo en misión a la totalidad del género humano, todos los hombres están invitados al Pueblo de Dios. […]
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América

El mayor don que América ha recibido del Señor es la fe, que ha ido forjando su identidad cristiana. Hace ya más de quinientos años que el nombre de Cristo comenzó a ser anunciado en el Continente. Fruto de la evangelización, que ha acompañado los movimientos migratorios desde Europa, es la fisonomía religiosa americana, impregnada de los valores morales que, si bien no siempre se han vivido coherentemente y en ocasiones se han puesto en discusión, pueden considerarse en cierto modo patrimonio de todos los habitantes de América, incluso de quienes no se identifican con ellos.
Iglesia en América, 14

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Asia

Ninguna persona, ninguna nación, ninguna cultura es impermeable a la llamada de Jesús, que habla desde el corazón mismo de la condición humana. «Es su misma vida la que habla, su humanidad, su fidelidad a la verdad, su amor que abarca a todos. [...] Al contemplar su naturaleza humana, los pueblos de Asia encuentran la respuesta a sus interrogantes más profundos y la realización de sus esperanzas; encuentran su dignidad elevada y su desesperación vencida. Jesús es la buena nueva para los hombres y mujeres de todos los tiempos y lugares que buscan el sentido de su vida y la verdad de su misma humanidad.
Iglesia en Asia, 14

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Europa

Fruto de la conversión realizada por el Evangelio es la santidad de tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo. No sólo de los que así han sido proclamados oficialmente por la Iglesia, sino también de los que, con sencillez y en la existencia cotidiana, han dado testimonio de su fidelidad a Cristo. ¿Cómo no pensar en los innumerables hijos de la Iglesia que, a lo largo de la historia del Continente europeo, han vivido una santidad generosa y auténtica de forma oculta en la vida familiar, profesional y social? « Todos ellos, como “piedras vivas”, unidas a Cristo “piedra angular”, han construido Europa.
Iglesia en Europa, 14